La semana pasada recibimos la solicitud de tres hermanos que querían aprender kitesurf. Aprender kitesurf en familia.
En su favor cabe reconocer que eran jóvenes y muy deportistas siendo ello un punto a su favor de cara al aprendizaje aunque esto no necesariamente imposibiliza a cualquier persona, indistintamente de su edad e incluso aunque no esté en poder de una forma física envidiable, no, no es necesario.
Claramente el estar en buen estado de salud y en una condición física normal ha de ser suficiente, pero vamos de vuelta a nuestros tres hermanos.
Esta entrada al blog va a ser dividida en tres capítulos, uno para cada uno de ellos. Por tanto, como no podría ser de otra forma, vamos a ceder la primera entrada a la chica. Caroline, sea ello por la necesaria galantería de ofrecer el primer puesto a la señorita, y también, dicho sea todo, porque de los tres, aún haciéndolo los tres muy bien, Caroline fué la mejor.
Imagino las charlas post cena con el resto de la familia … les debió sacar brillo con sus historias acerca de su progreso y de como los otros dos fallaban aquí y allá o no hacían caso al monitor -yo- cuando les gritaba: sube la barraaaa! estira las piernas!!! tensaaa!!! tensa yaaaaaaa!!
Lo de los gritos era la inevitable conclusión de su absurdo pero natural ensimismamiento con … seguir mirando la cometa aunque estuvieran rodeados de cientos de tiburones hambrientos -lo que evidentemente no era el caso-
Bien, hechas las presentaciones vamos a ello. Caroline desde un principio y tras los naturales elevamientos de mirada a ver que hacía la cometa allá arriba, Caroline empezó a posicionar paralelamente la barra del kite con respecto a la cometa, eso si, dicho sea todo, de los tres hermanos, ella fué a la que más le costó el asunto. Superado a medias el escollo, pasamos al segundo kite, ahí Caroline se redimió y empezó a funcionar al mismo nivel de los otros dos.
Sea dicho todo, todos ellos miraban p’arriba bastante más de lo deseado aun en contra de mis indicaciones, que ya empezaban a llegar en tono de voz algo más alto de lo necesario, no porque yo quisiera zaerirles ni mucho menos, más bien basado ello en la ilusoria sensación de que cuando las cosas se escuchan más alto, tienen más posibilidades de ser asimiladas -tonterías mías que la realidad desmiente cada día, aunque yo siga intentándolo.
Una vez llegados al posicionamiento en la tabla, Caroline fué la segunda en toparse con el exito, ya que el hermano mayor, Cornelius fue el primero en triunfar y levantarse en la plancha.
Pues bien, una vez ya todos ellos se iban levantando, Caroline fué quien empezó a sacar partido en serio al tema, y sus alejamientos y acercamientos fueron un absoluto exito. Con decir que para entre la 4 y la 5 hora de clase ya se iba p’aqui y p’alla con soltura manifiesta, lo dice todo.
La historia terminó en una concatenación ininterrumpida de éxitos durante el tercer día de curso, y con un cuarto día, ofrecimiento de la casa sin mas cargo, porque de verdad daba gusto verles alejarse y cruzar frente a mis paternales ojos con soltura total, en velocidad y control absolutos.
Felicitamos a Caroline por su éxito sin paliativos y le deseamos una larga y provechosa existencia kitesurfística.